Esta República nace del capricho de sus fundadores, hacer Gin. Es aparte, porque no es igual a ninguna. Es distinta, es rebelde, y a su vez delicada. Es su perfume que inspira, es el balance perfecto en un caos de botánicos. Llega para dejar una huella de sensaciones y desafiar a los más exigentes. Busca atención y la encuentra con una estampilla propia, su bandera. Nos trae los mejores recuerdos en su botella de boticario.
Diez botanicos, que a decir verdad se eligieron solos, cómo en una suerte de serendipia, para ayudarnos a liberar su espíritu y las esencias más nobles.
Algunos como el enebro y el cardamomo vienen de tierras lejanas y se asentaron en nuestras tierras cómo si fueran propias, de la mano de los cítricos. Junto a raices y otras hierbas descansan todos juntos por dos noches y tres días en una pezcla perfectade agua y alcohol.
Se destilan solo partidas especiales, pequeños lotes eaborados con absoluta prudencia, entusiasmo y pasión desde el día que todo empezó. <>